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El poder de la coherencia

La confianza se ha convertido en el factor más importante de hoy para hacer negocios, y no se gana de la noche a la mañana. No se trata de ganar credibilidad con grandes inversiones en publicidad o en patrocinios, sino de construir relaciones sólidas con los públicos de interés a partir de acciones claras, éticas y coherentes con los valores empresariales.



Los principios de las compañías no son para exhibirlos en las paredes de las empresas, sino para inculcárselos a sus empleados, proveedores y demás grupos de interés. Las organizaciones tienen la obligación de darle valor real a los códigos de ética y buenas prácticas, exigiendo su implementación en cada una de las acciones, solo así se construye la verdadera coherencia.


Justamente esa congruencia entre lo hace y dice la empresa, se ha visto seriamente fisurada por esta época debido a que algunos representantes de sectores importantes de la vida política y social, que deberían ser ejemplo de transparencia y buen comportamiento, transmiten mensajes que están intoxicando la credibilidad de quienes actúan bien y con rectitud.


El problema lo evidencian de manera clara los académicos de la pedagogía social cuando explica la cultura nociva del atajo, la cual le permite a algunos llegar más rápido, pero pasando por encima de muchos sin medir la consecuencias. Estas malas decisiones están deteriorando la reputación de sectores que son motor de la economía y que viven de su prestigio como el caso del mercado bursátil.


Puede ser la mejor estrategia de negocio y la que más rentabilidad genera, pero si está desalineada con los valores reales de una organización, el riesgo es muy alto para la sostenibilidad de una compañía. Hay acuerdos, concesiones y alianzas efímeras que simplemente no dieron resultados porque se fisuro lo más preciado de un negocio: la reputación.


Si una compañía hace lo que dice y además despierta ese sentimiento de compromiso entre sus colaboradores y sus otros grupos de interés está dando un gran paso para que su reputación se consolide. Muchas empresas hispanoamericanas son estables hoy gracias a su integridad reputacional y otras están en el camino de serlo, pues han elegido la mejor vía: demostrar que las cosas sí se pueden cambiar pensando en rentabilidad y a la vez en el respeto por el ser humano, por el entorno y por una gestión con transparencia.


Hoy existen en América Latina muchas marcas reputadas que son valoradas por la forma como se conectan con sus clientes, proveedores, colaboradores, autoridades y la opinión pública. Muchas de estas aparecen cada año en los rankings de reputación como las más destacadas en su gestión y las calificaciones las otorgan personas que tiene relación con dicha organización, lo que hace aún más creíble una valoración racional. Una marca respetada es una empresa que permanece en el tiempo y pese a situaciones críticas que pueda vivir, sus públicos la seguirán queriendo y hasta se convierten en sus más acérrimos defensores.


La confianza es un eje clave de los negocios y solo se gana tomando dos decisiones estratégicas: cumpliendo con los compromisos y generando una cultura del valor reputacional.




Luis Parra

Gerente Grupo Holistica SAS, empresa de consultoría experta en el manejo de la Reputación Corporativa. Construcción de confianza con grupos de interés internos y externos.

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